sábado, 22 de junio de 2019

El sonido peregrino del arte sonoro latino

El arte sonoro es un peregrino constante del quehacer artístico. El jazz, su influencia y la repercusión en la estética musical definitivamente marcan la diferencia en el hermoso camino peregrino en la difusión del arte sonoro latino... 
(Delfín Martell) La década de los años 40 representó para el jazz  y el  arte sonoro en general un periodo importante no solo de modernización, sino también la visión compartida en los que “todos  los latinos” aportamos lo mejor de nuestra genética.  
El maestro Dizzi Gillespie, junto a Charlie Parker; considerados, padres del be-bop, inician una nueva ruta dentro de género. En mi humilde opinión el universo del lenguaje musical (armonía- contrapunto) define que la verdad total no está en una grabación, solo muestra un momento de virtuosismo y presencia física de un actor sonoro, modelo que expresa en el tiempo un banco de datos impreso o en acetato  que determinan el transito venidero de otros músicos más jóvenes que finalmente superan técnicamente lo grabado.                                              
También en esta década debemos dar crédito al aporte del hombre latino y paso obligado de este en el jazz: Machito y sus Afrocubanos abren un espacio social importante hacia 1941. Mario Bouza (una vez separado de la banda Cab Calloway) asume la dirección de la orquesta de Machito, colocando la primera piedra del jazz latino (matrimonio de armonía y giros) dentro del jazz de vanguardia.
   En otro orden de ideas, pero conectados al tema. El maestro Léo Janácek afirmaba y cito: "todo arte saldrá de una fuente folclórica común en la cual todos nos reuniremos a través de los trabajos creados por la experiencia compartida de la canción tradicional".
  Es y sigue siendo la esencia -en mi opinión- del compositor del siglo XXI como fuente poderosa de conexión e inspiración para la creación. 
  El siglo XX muestro que el jazz, el latín Jazz, la salsa, la bossa nova, la onda nueva y el tango de la nueva guardia se nutren de las costumbres. 
Un ejemplo interesante de este fenómeno social lo representó el maestro Aldemaro Romero... Romero llega a EEUU en los años 50 junto al maravilloso tenor venezolano Alfredo Sánchez Luna (Sadel). Aldemaro a través de su trabajo musical y como buen pianista de jazz y arreglista, además de su aporte a la transición de la música popular, antes y después de los Beatles con su Onda Nueva y en perfecta trilogía con Antonio Jobin (Brasil)  Bosa Nova y en Argentina Astor Piazzolla  con su tango de la nueva guardia, los años 60-70 hubieran pasado sin pena ni gloria, musicalmente para nuestro país y el resto de Suramérica. 

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